viernes, 23 de noviembre de 2007

Piel divina



Su piel es tan fina como la seda. Una sola caricia es suficiente para sentir su finura, su delicadeza, su magia. Casi da miedo tocarle por si esa armonía innata pudiera desaparecer. Sus ojos negro azabache contrastan con su tez morena. Inquebrantable. Envidiable. Más que humano, parece una deidad suprema. Podría ser Adonis, el Dios de la vegetación que con su belleza juvenil le robó el corazón a la mismísima Afrodita. Una historia de la mitología griega que se repite siglos después. Quién fuera diosa en pleno siglo XXI.

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